Sí, lo reconozco, no puedo ser imparcial en este tema pero he de reconocerme una enamorada de mi tierruca.
He vivido aquí desde siempre, he visto estos paisajes un millón de veces, pero no por ello me canso de hacerlo. Cada escenario es diferente, cada lugar tiene su encanto particular y yo tengo "mis rincones favoritos".
Además ¿qué mejor que disfrutarlos cuando empiezas a ser consciente que la primavera está a punto de llegar? Yo ya la puedo sentir. Me encanta cuando por esta época me sorprende ver margaritas en los jardines y los prados. Es un anticipo de lo que está por llegar y yo personalmente lo estoy desenado. La primavera es mi estación del año preferida. Es como si toda la paleta de colores se saturase.
Ayer fue uno de estos días. Preparé todo lo necesario para disfrutar de una de esas tardes de domingo que me gusta disfrutar a solas: Reproductor de música, cámara de fotos y a Tony (mi perro). Cogí mi coche y me dirigí a La Rabia y la playa de Oyambre. Por desgracia y muy a mi pesar me di cuenta cuando llegué que no me había llevado todo: se me había olvidado la tarjeta de la cámara así que...no pude sacar ni una sola foto con ella, aunque eché mano del móvil pero obviamente no es lo mismo, deja mucho que desea pero mejor eso que nada, no?
Pero bueno, lo importante es que pude disfrutar de una tarde estupenda paseando por la playa, sentarme en la arena y disfrutar de la tranquilidad de esta época del año en la que los bañistas y veraneantes aun no han llegado a inundar la playa con toallas y tumbonas.
¡Qué gratificante es sentir la brisa fresca del mar en tu cara y la arena blanca bajo tus pies!
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