26 mayo 2014
07 mayo 2014
Muerte y resurrección
Siendo honestos, soy un desastre con la gramática. Quien me conoce sabe de lo que estoy hablando. Me encantaría saber contar historias, que una hoja en blanco dejara de ser algo inerte para convertirse en algo vivo, algo que hable de épocas pasadas que nunca he vivido, que te muestre lugares en los que nunca he estado, que presenten a personas que no conozco...pero cada uno tiene que conocer sus limitaciones y yo sé cuáles son las mías. Aunque no por ello dejará de estar en mi lista de "cosas pendientes en la vida".
Tampoco es que lo haya intentado en serio, pero siento que a nadie le puede interesar lo que yo tenga que contar y siempre que lo leo después me parece una auténtica bazofia.
En algunas ocasiones no pretendo hacer nada especial, tan solo grabar con palabras algún sueño que he tenido, como si fuera un diario. Pero nuevamente lo desestimo cuando hago una lectura final completa.
Hoy entré en uno de esos borradores del blog, esos que se crean cuando escribes una nueva entrada y nunca es publicada. Queda ahí guardada hasta que la publicas o la eliminas. La cuestión es, que antes de borrarlas, entré en una de ellas para recordar de qué trataba y me di cuenta de que no estaba tan mal. Fue algo que en su día me apeteció compartir pero por vergüenza a que mis palabras fueran leídas por ojos extraños quedó en el olvido. Hoy he decidido recuperarla y mostrarla.
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