Quizá algún día me permita soñar, vivir mi propio sueño. Esta idea se me ha pasado por la cabeza muchas veces a lo largo de mi vida, pero es más fácil seguir el ritmo marcado por otros, no arriesgar, no perder ni morir en el intento. Pero no arriesgando tampoco ganaré ni sentiré que soy dueña de mi propio destino, el que yo elijo, el que quiero vivir.
Quizá ha llegado el momento de decidir, de tomarme las cosas en serio pero empezando poquito a poquito, ganando tiempo.
Hoy no es ese día, pero algún día emprenderé mi propio camino. La situación actual me está rozando, como era de esperar y ha sido cuestión de suerte que sea ahora y no antes. Es en este momento, en el que ves peligrar lo que tanto tiempo has tenido y has dado por hecho, que te pones a pensar en cómo sobrevivir si me falta este pilar. El trabajo. ¡Hay tanta gente como yo y mucho peor que hace que el optimismo se escape por la ventana!. Pero todo esto tiene un lado bueno. Despierta mi espíritu emprendedor. Pero aún no es el momento. Aún no me bajaré de este barco por muy tocado que esté. Pero esto da que pensar, y mucho.
¡El optimismo! ¿Dónde lo he dejado? Creo que cambié de bolso y me lo olvidé en él. (*nota mental: recogerlo cuando llegue a casa) ¡No me puedo permitir que esto me paralice!. Hay que seguir pensando en la manera de alcanzar tus metas, sea como sea, así que si tú que estás leyendo esto te sientes igual, adelante, coge aire y respira, relaja y piensa con claridad. Seguro que no todo está tan negro. Seguro que hay más alternativas.
"Tan solo hay que creerlo".